El diario La Opinión de los Ángeles lo saca a colación. Un programa televisivo que transmite la cadena ABC, parte del grupo Disney en todo el país, transmite desde enero un programa denominado Homeland Security USA,  lleva las cámaras a situaciones que enfrentan los agentes  del Departamento de Seguridad Interna  en su trabajo diario, que incluye operaciones tales como la inspección de visitantes al país, para «interceptar inmigrantes indocumentados, drogas y cualquier contrabando».

            Ello provocó que un grupo de «Legalización, Ya» se manifestara  frente a las estudios de Disney, en tanto que otro hacía lo mismo apenas cruzando una calle pero contra los inmigrantes, portando pancartas con el sello racista generado por la ABC, «Deportation, Now», y es que la cadena televisiva ha anunciado una serie de 13 episodios donde la Patrulla Fronteriza, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas, la Guardia Costera, la Administración de Seguridad y Transporte, y el Servicio  de Inmigración y Ciudadanía, hacen su trabajo de persecución de inmigrantes en suelo norteamericano.

            No es fortuito que Disney se preste a estas tareas de atizar el racismo entre la población aria, que desde siempre traduce al comic la filosofía del despojo: Los pobres no tienen preocupaciones; La riqueza trae problemas. Hay que saquear a los subdesarrollados  sin sentimientos de culpa. Nos recuerda  el clásico libro de Dorfman y Mattelart «Para leer al Pato Donald».

            El investigador Jorge Bustamante, con muchos años de estudio sobre las relaciones México-EUA y los problemas migratorios  que México enfrenta en el país vecino, plantea el fondo del problema que viven nuestros connacionales entre la sociedad norteamericana. El racismo nace de la asimetría del poder. Así, la discriminación  y las violaciones  de los derechos básicos de los trabajadores  que han optado por buscarse el sustento en el exterior, se reproduce a micro escala en la estructura a la cual entran los migrantes «como subordinados de la sociedad que los recibe» a quienes, por otra parte, se les persigue con el supuesto de que son «terroristas» en potencia.

            Ello agrava la situación, en estos tiempos de recesión, donde la población latina ha sido la más vulnerable en la pérdida de empleo, cuando a la discriminación se añade el racismo con que operan distintos grupos norteamericanos, muy especialmente en estados como Arizona, a quienes la autoridad les ha dado carta blanca para actuar como «vigilantes» fronterizos, lo que ha provocado un sinnúmero de abusos de todo tipo.

            Todo ello es resultado de una política discriminatoria instrumentada desde el poder en la era de Bush que, afirma un magistrado de la Corte Suprema de Argentina, Raúl Zaffaroni, «ha puesto en peligro el orden internacional, basado en el respeto a los derechos humanos.

            Los calificativos que desde el exterior se aplican a este dramático periodo histórico yanqui, de violaciones a los derechos humanos, incluyendo la tortura, desapariciones forzosas, detenciones arbitrarias y secretas, juicios sin garantía, bien pueden caber en el trato que la autoridad norteamericana aplica a los trabajadores «indocumentados» en EUA, que se ha extendido y ha acabado contaminando todo el sistema legal de ese país y a su sociedad, a  que se aplicó en la construcción de muros de ignominia a lo largo de su frontera sureña con México,  como ocurre en las acciones que esta nación ha venido aplicando en las naciones islámicas, especialmente Irak.