++ Hace Muchos Años, Jurado Popular a un Cartero
++ En Penales Mexiquenses no hay “Peces Gordos”.
++ Contraloría Legislativa Guarda Muchos Secretos
Por Rafael Vilchis Gil de Arévalo.
Hay palabras que por muchas razones no se utilizan en el vocabulario diario y hasta su significado se llega a olvidar.
Por ejemplo, hace unos cincuenta años, con una comercialización estable, ni quien supiera el significado de la palabra “inflación”. Solamente lo entendían con claridad especialistas en cuestiones financieras.
El común de la gente asimilaba la expresión hasta que le afectaba en el bolsillo. Era el impacto de la carestía.
Actualmente todo mundo sabe que cuando los productos suben de precio es porque se atraviesa un fenómeno inflacionario.
De hecho, todos los días se vive la economía inflacionaria. Hasta el comercio ha inventado un oficio que se llama “reetiquetación”.
Pues lo mismo ha sucedido con el término Corrupción. Tan escasamente ocurren casos o son invisibles públicamente que se duda de su significado.
Se hace pensar que corruptos es adjetivo exclusivo aplicado a los abusivos administradores del gobierno que dan fuertes pellizcos al dinero del pueblo.
Algunos sinónimos de corrupción son: podredura, podredumbre, fermentación, descomposición, supuración, pus.
Seguramente que para identificar abusos administrativos se escogió la palabra corrupción, dura pero no tan agresiva. De otra manera, ¿usted se imagina un encabezado en diarios que dijera: “Funcionario Podrido se Guardó 5 millones de Pesos”?
El Estado de México es una entidad federativa que ha tenido administradores honestos que saben lo delicado que es desviar a otras carteras los dineros de la ciudadanía.
En ese sentido se han dado pocos casos de escándalo o por lo menos no tan aparatosos como se habla de algunos estados de la República muy identificados.
A los corruptos también los llaman “peces gordos”, pues de esos tampoco hay en los penales mexiquenses.
Por más que trato de acordarme de alguna información relevante con ese tema, no lo registro.
Hace muchos años, pude presenciar en un juzgado de distrito, la instauración de un jurado popular a un cartero porque abrió un sobre que llevaba cincuenta pesos y se los quedó.
Fue un juicio bastante solemne. En escena el inculpado, el juez, el secretario, unos siete particulares integrantes del jurado previamente insaculado, el defensor y la prensa amarillista.
Deliberó el jurado. Pese a que conoció detalles de la apertura con dinero, se puso de acuerdo y decidió absolver al mensajero, porque fue más caro, en salarios, montar el circo del procedimiento penal, que el monto de lo robado.
Se han dado varios casos de peculado, pero esos asuntos tienen solución práctica y rápida.
Si los recursos desviados son reintegrados, la sanción por el delito aminora, porque hay el criterio de que al Estado le interesa más la recuperación de lo sustraído que aplicar pena carcelaria.
Sin embargo, quien más conoce el tema de la corrupción o descomposición de la administración pública es el contralor de la Legislatura Estatal, Victorino Barrios Dávalos.
Conoce todas las diabluras administrativas. Con él llegan todas las denuncias que presenta la ciudadanía. Tales hechos forman amplio catálogo y en su página de internet estimula el combate a la corrupción.
El señor Victorino Barrios frecuentemente habla del tema con los periodistas, pero se ignora por qué nunca da nombres de acusados ni hay procesados de tantos casos ilegales que lo enteran.
Es la autoridad más indicada para dar un diagnóstico sobre corruptelas en el estado.
fraterafael@hotmail.com